viernes, 3 de octubre de 2008

Yo

Por fin me he arrancado la mascara de cordialidad y en estos últimos resquicios que me deja su nueva formación escribo unas ultimas palabras:
que bien me siento, que bien poder gritarle a los cuatros vientos: os odio.

1 comentario:

Mig dijo...

Es esa máscara la que hace volcar la naturaleza agresiva y audaz del hombre hacia su interior, creando esa aberración llamada "remordimiento de conciencia", y consecuentemente una frustración.